Dicen que a través de las palabras,el dolor se hace más tangible. Que podemos mirarlo como a una criatura oscura,tanto o mas ajena a nosotros cuanto más cerca la sentimos

domingo, 24 de abril de 2011

Caren.

Fuera llueve, otra vez. Nubes negras se acercan lentamente y parece que será otro día igual.
Ha oído la alama y sabe que debe despertarse ya, pero la cama es tan cómoda que ni se plantea levantarse en ese instante, solo quiere permanecer ahí, al menos un rato más. El sueño se apodera de ella.
Los pies la fallan al bajar, lleva muchas horas durmiendo y no tiene apenas fuerzas, pero ya sonó el despertador y tenía que haberte levantado hace ya 10 minutos. Piensa que hoy va a ser diferente, que hoy va a tener fuerzas de ser mejor que ellos pero realmente sabe que no es cierto. Porque la pueden, porque el qué dirán del que aparenta pasar, la influye mucho más de lo parece.  Y piensa hoy me comeré el mundo, pero la realidad no es como la imagina; es débil y contra ellos mucho más.
Y se levanta.
Sin desayunar, una vez más.
Se viste, coge la sudadera de siempre, esa que tapa más de lo normal, para ver si hoy no hacen ningún comentario que la haga llegar a casa y tirar la comida, otra vez.
Coge la mochila y se pone el MP3, para evadirse, para evitar pensar en ellos, para imaginar que no es otro día igual, otro día que quisiera desaparecer.

 Y poco a poco llega a la puerta. Son ellos. Empieza a respirar aceleradamente, repitiendo una única frase: Otro día igual… 







Merche.

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