Cómo tocar el cielo.

No era difícil contestar a esa pregunta, ella tenía miles de respuestas.

Pensó en el olor a mar.

Pensó en las mañanas en las que había tortitas con sirope para desayunar.

Pensó en los helados de chocolate.
Pensó en las peleas de almohadas.

Pensó en la risa de un niño pequeño y en su inocencia. En esa época en la que se es tan sumamente feliz.
Pensó en ella, y el primer concierto al que fueron juntas, porque significaba tanto para ellas... adoraban su forma de cantar, sus letras, su modo de moverse.
Pensó en las noches que habían pasado juntas, hablando de chicos, de ropa y esas cosas.

Pensó en los recreos que habían pasado jugando todos juntos, y en lo insignificante que eran en ese momento, pero que ahora significaban mucho para ella.
Pensó en esas canciones que tantos momentos la habían hecho imaginarse y que otros tantos había vivido.

Pensó en las miles de horas que se habían tirado hablando por teléfono sobre nada.
Pensó en las risas, y en las lágrimas, pero se alegró de que ellos hubieran estado a su lado, en lo bueno y lo malo, porque significaba que no estaba sola.
Pensó en las tardes en el parque, saltando a la comba, en los columpios, el pilla-pilla cuando eran pequeños. En las carreras por las montañas, las risas de las miles de fotos que tenían, las peleas por el último sorbo de agua en una tarde de verano, y por tanto pensó en los días de piscina, en las partidas a las cartas, en el olor a crema, a cloro... 

Y pensó también en ÉL.

Pensó en el primer beso, en la sensación que le provocó rozar sus labios por primera vez, porque sus expectativas no eran ni la mitad de la reacción que experimentó.

Pensó en los te quiero al oído, en los besos en el cuello, en la frente, en la mano..., en las horas que se habían tirado mirándose sin no hacer nada, simplemente eso, mirarse mutuamente.

Eran tantos los momentos en los que había tocado el cielo... 

Porque tocar el cielo era parar el reloj con cualquiera de estos momentos, y desear que las manecillas nunca se volvieran a mover.

.Podemos llegar al cielo, no nos cuesta nada..

Y tú, ¿cómo tocas el cielo? 

Merche.