Dicen que a través de las palabras,el dolor se hace más tangible. Que podemos mirarlo como a una criatura oscura,tanto o mas ajena a nosotros cuanto más cerca la sentimos

martes, 24 de mayo de 2011

Ser padres.

Ser padre es la mayor aventura en la que una persona se puede adentrar, pero esta apreciación puede resultar connotativa e inestable. Se pueden enumerar infinidad de situaciones en las que una madre cambiaría el presente y volvería al pasado, al momento en el que se equivocó, al momento en el que no lo hizo bien, en que no tomó la mejor decisión con respecto a sus hijos. Hay momentos en los que se puede sentir tan desdichada que desee cosas que nunca pensó que imaginaría; situaciones que no pensó que le ocurrieran. Nunca imagina que llamarían a su casa dos hombres con uniforme color anochecer y que recitarían el nombre y apellidos de su hijos; nunca imaginan que sus hijos serán problemáticos; nunca imaginan que su hijo tomará drogas, que sus notas empeorarán, que tendrá malas compañías, que tendrá problemas,… pero lo que nunca podrían imaginar es que dejaran de quererles, porque eso es lo que más temen, que sus hijos se les rechacen un beso, un abrazo, una simple caricia…
Ellos son a lo que dedican su vida, a lo que regalan su tiempo y dinero, a lo que protegerían por encima de todo y por las únicas personas por las que darían su vida.
Y cuando las cosas van mal, los recuerdos comienzan a revelárseles como una película mentalmente y comienzan a ver imágenes de días felices, de días en los que las peleas eran por decidir que cuento leer, que pijama ponerle, si el de ositos o el de colores chillones, que tomar para merendar, días en los que todo era un juego, y nada era peligroso, esos días en los que el beso de por las noches era lo mejor de todo el día. Pero comenzaron a crecer y a ser independientes, a mostrar interés por algo más que no eran sus padres, aquellas personas que les habían dado 13 años de tu  vida y que les darían el resto de las suyas. Antes eran ellos los que escogían su ropa, los que les peinaban, los que les llevaban al colegio todos los días. Ahora todo es distinto, tus hijos ya no te hacen caso siempre, quieren independencia pero no se la das, porque no quieres que se alejen más de lo que ya lo han hecho, no te dejan que les acompañen, porque dicen “Ya soy mayor Mamá”, y eso te hace pensar que se avergüenzan de ti; oyes frases como “ A ti que te importa?” o “ Déjame en paz”, “ Olvídame” “ pero sobre todo “ Tú no me entiendes”. Y eso te hiere, te duele, sientes que se aleja de ti, que ya no te quiere igual. Aunque no es verdad, porque tus hijos te quieren, aunque haya veces en las que los padres sean los últimos a los que querrías ver, pero les quieren, les deben lo que tienen, les deben VIVIR.
Y no todo es malo, has compartido, y compartirás,  muchos años de sus vidas y  esos recuerdos serán lo más valioso que tendrás en tu vejez, realmente de lo que vivirás porque  al fin y al cabo, TUS HIJOS SON TU VIDA. 

 Merche.

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